- No estás escribiendo, tal vez no tengas nada que contar.
- Podría escribir alguna historia que me hayan contado, aunque la recuerde vagamente a día de hoy. Sobre algún suceso que me aconteció tiempo atrás. También podría escribir sobre la última novela que leí y que tanto me conmovió. Sobre la película que vi la noche anterior. O podría contarte lo que me pasó hoy a la mañana mientras salía de casa.
- Ya... No escribes porque no es fácil hacerlo con cierta regularidad y con un mínimo de calidad...
- Recuerda que en todo momento hay miles de historias que contar o reflexiones que merecen ser compartidas. No tengo miedo a escribir. Siempre hay alguien dispuesto a escucharnos, las personas tenemos hambre de historias. Tal vez mis relatos no alcancen para hechizar a nadie, pero mientras duren podré mantener lo fatal a raya.
- Pero, ¿por que pierdes el tiempo escribiendo pudiendo hacer otras cosas?
- Porque contar me hace volar y alejarme de la rutina. Es un acto de libertad.
- Pues yo paso de perder el tiempo contando tonterías. No me gusta escribir, así que ya me dirás...
- Lo tienes muy fácil. No cuentes ni escribas, se egoísta y pide cuentos. Aprende de los niños, son los únicos que se atreven a pedir un cuento sin pudor ni mezquindades porque saben que detrás de cada historia existe algo de magia. Nunca te olvides de que las palabras son la droga mas potente jamás creada por el hombre.
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